jueves, 17 de abril de 2025

Jorge Luis Borges: Himno del mar

El primer poema que Jorge Luis Borges publicó, a sus veinte años, se llamó Himno de mar. Fue en la revista Grecia de Sevilla, en el año 1919. Nunca lo incluyó en ningún poemario o antología, ya que corresponde, como él mismo decía, a su período de equivocación ultraísta.

Años después escribe en su Autobiographical Essay: "Hoy, casi no pienso en el mar, ni siquiera en mí mismo (…) cuando llegué a Madrid unos meses después, ya que este era el único poema que alguna vez había impreso, la gente pensaba en mí como un cantante del mar“.

lunes, 24 de marzo de 2025

Federico García Lorca: Prendimiento Antoñito el Camborio en el camino de Sevilla

 El poeta nos presenta a este hombre con nombre y apellidos, y el origen de su familia. Antonio va a disfrutar de la tarde de toros. Tiene la piel de color aceituna, así como de su forma de andar. Su pelo es negro, del mismo tono que sus ojos. Dice que utiliza los limones que coge para que la vara brille como si fuera de oro.

Sin embargo, no llega a la plaza. La guardia civil se lo lleva, uno a cada lado del hombro. La tarde se alarga, como la de una corrida de toros, y todo lo que le ocurre pasa cerca del mar. Los guardias civiles asustan a Antonio con los caballos, disparos, y la noche por coartada. Lo llevan al calabozo rodeado por más miembros del cuerpo.

Web Poemario

jueves, 20 de marzo de 2025

Herman Hesse: La ejecución

 Algo debía de saber Hesse de lo que escribía cuando se atrevió a no ser nacionalista en la Alemania del primer tercio del siglo XX, allí donde se gestaron dos guerras mundiales. "Cuando odiamos a alguien, odiamos en su imagen algo que está dentro de nosotros", escribió. En aquella atmósfera de belicismo enardecido, Hesse llegó a proclamar que "el amor es más fuerte que la violencia".

lunes, 17 de marzo de 2025

Dino Buzzatti: Las jorobas en el jardín

 Una forma curiosa de acercarse al tema de la muerte. Un hombre al que le gusta dar un paseo por la noche tropieza en su jardín un día con un promontorio. Él juraría que el día anterior no estaba. Pregunta a su sirviente, Giacomo, quien le dice que eso significa que un amigo suyo ha muerto. Esa circunstancia vuelve a repetirse en varias ocasiones. Al principio se mostró confuso, pero luego se convirtió en hábito. Lo tomaba con naturalidad, pero le dolía que cada montecito supusiera la desaparición de un amigo.

Finalmente, un día, empezó a pensar en la suya propia, quién tropezaría con ella para recordarlo.