Tuzcacuexco sufre un terremoto, y cuando la gente está ocupada en levantar de nuevo sus casas, llega el gobernador, acompañado de ayudantes, en visita de reconocimiento. Los trabajos se suspenden y se organiza una comida para la comitiva. La reunión se transforma en una fiesta que va subiendo de tono hasta terminar en un tiroteo y una reyerta callejera, que deja como saldo un muerto.
Este sencillo argumento aparece entretejido en un complicado juego de voces, salpicado de lenguaje irónico y un humor muy fino. Rulfo en estado puro.
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