Un poema escrito en el año 1950, “Delirio del incrédulo”, nos muestra, de forma condensada, la situación ante la que se encuentra el hombre contemporáneo de su tiempo. La Nada, rodeada por el infierno, es el lugar del padecimiento y las pasiones, del puro sentir humano. Allí, ante las entrañas que guardan lo que ha sido tan solo padecido, jamás pensado, el hombre contemporáneo, el incrédulo, se pierde, pues no ve ni donde asirse ni qué recuperar.
Este no ver, este no llegar tiene que ver con la indigencia de nuestros días a lo que al amor se refiere. No porque no exista, sino porque no encuentra ningún lugar de verdadera acogida. En la era de la libertad, del incrédulo, esta misma libertad se ha convertido en negatividad, en la posibilidad infinita que jamás puede realizarse del todo, por falta de amor que engendre.
José Luis Zaldo Rebollo
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