jueves, 8 de mayo de 2025

Silvia Jaquenod De Zsögön: Una llave atareada

 Una tarde, apenas ocultarse el Sol, salió con urgencia para abrir un viejo arcón de madera. Estaba tan oxidada su cerradura principal, que era casi imposible hacer girar el llavín.

Entonces la llave atareada, viró una y otra vez y, como si fuera magia, el arcaico cofre se abrió. Algo parecido sucedió ese mismo atardecer, aunque más entrada la noche, con un enorme baúl de gruesa piel, totalmente adornado con toda clase de figuras geométricas en bronce. No había manera de separar del resto su pomposa tapa abovedada. La llave atareada sudaba, se aceleró su pulso y advirtió un tanto de agitación.

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