En la segunda parte, Pascual hace hincapié en la indiferencia humana ante el sufrimiento provocado por las guerras; las televisiones nos las ponen delante de nuestros ojos a la hora de la comida y en horas de máxima audiencia; y no saltamos inmediatamente y no nos manifestamos con la fuerza necesaria para hacer callar la barbarie. El poeta se siente rodeado de un silencio sumamente incómodo.
divide los cuerpos
y los recuerdos.
Es el mismo sonido
que multiplica las audiencias
de televisión.
El rojo puro de la sangre
inunda las calles,
mitiga la sed
del espectador ansioso de muerte
retransmitida.
He sido abandonado
en un valle seco de lágrimas,
y sé que no estoy solo,
que la soledad completa mi abandono.
Entonces,
miro y descubro un perenne despertar
a punto de quedar dormido.
1 comentario:
Un comentario, desgraciadamente, acertado.
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