lunes, 26 de septiembre de 2016

Jorge Luis Borges: Ni siquiera soy polvo


No quiero ser quien soy. La avara suerte 
me ha deparado el siglo diecisiete,

el polvo y la rutina de Castilla,
las cosas repetidas, la mañana
que, prometiendo el hoy, nos da la víspera,
la plática del cura y del barbero,
la soledad que va dejando el tiempo
y una vaga sobrina analfabeta.
Soy hombre entrado en años. Una página
casual me reveló no usadas voces
que me buscaban, Amadís y Urganda.
Vendí mis tierras y compré los libros
que historian cabalmente las empresas:
el Grial, que recogió la sangre humana
que el Hijo derramó para salvarnos,
el ídolo de oro de Mahoma,
los hierros, las almenas, las banderas
y las operaciones de la magia.
Cristianos caballeros recorrían
los reinos de la tierra, vindicando
el honor ultrajado o imponiendo
justicia con los filos de la espada.
Quiera Dios que un enviado restituya
a nuestro tiempo ese ejercicio noble.
Mis sueños lo divisan. Lo he sentido
a veces en mi triste carne célibe.
No sé aún su nombre. Yo, Quijano,
seré ese paladín. Seré mi sueño.
En esta vieja casa hay una adarga
antigua y una hoja de Toledo
y una lanza y los libros verdaderos
que a mi brazo prometen la victoria.
¿A mi brazo? Mi cara (que no he visto)
no proyecta una cara en el espejo.
Ni siquiera soy polvo. Soy un sueño
que entreteje en el sueño y la vigilia
mi hermano y padre, el capitán Cervantes,
que militó en los mares de Lepanto
y supo unos latines y algo de árabe...
Para que yo pueda soñar al otro
cuya verde memoria será parte
de los días del hombre, te suplico:
mi Dios, mi soñador, sigue soñándome.

2 comentarios:

Eloísa dijo...

Es imposible sustraerse a este regalo. El libro al que se refiere el poema no tiene parangón, es mi debilidad. El Quiijote te cambia la vida, porque te cambia a ti. El poema es precioso, crece conforme avanza desde una semilla inicial de descontento hasta formar parte de los días del hombre. Está lleno de esperanza, ilusión y proyecto. Y yo diría que es entrañable (de entraña, de quedarse dentro). Pero todo se puede mejorar. Por favor, no nos prive de escucharlo recitado en su voz.

Anónimo dijo...

Gracias siempre.