"La tarde imaginada" es uno de los grandes poemas de La última costa (1997). La dialéctica de la presencia y la ausencia consigue recordar desde Madrid una tarde en Elca. La evocación permite también sentir el pasado en el presente del poeta. El todavía supone conservación en la memoria de lo vivido y deseo de aprovechar aún lo que nos ofrezca la vida. Pare cerrar el ciclo, ese ahora aspira a convertirse también en la realidad de otra tarde, tal vez de otra ciudad y otro tiempo, cuando sea habitado por un lector que haga suyos los versos.
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