Miguel está en Madrid aspirando a convertirse en poeta reconocido. Ha dado un cambio radical al tono de su poesía; se ha desligado de sus vínculos pueblerinos y religiosos y ha roto con la línea 'impuesta' por su amigo Ramón Sijé. Ahora su poesía corre por los cauces de la de Neruda y Vicente Aleixandre. Sijé se lo echa en cara. Rompen su amistad. En estas circunstancias recibe el poeta la noticia, cuando todavía no se han reconciliado. Este hecho le produce un mayor desgarro aún, lo que se evidencia en sus versos.
Posiblemente se trata de uno de los poemas de Miguel Hernández que mejor lo identifican. Está cargado de fuerza y dramatismo. El poeta, con un corazón pleno de tormento, muestra su dolor por la muerte de su amigo del alma Ramón Sijé, y manifiesta su enfado con la propia tierra que lo acoge; quiere convertirse en hortelano de esa tierra para sacarlo de allí y regresarlo a la vida, con la sola intención de seguir conversando con él.
2 comentarios:
Gracias por tus publicaciones en tu blog o en Ivoox. Un abrazo,,,
Hoy he buscado esta elegía, por el goce de escucharla recitada. Han pasado treinta y cinco años, y aún puedo traer nítidamente a mi memoria a mi profesor de Literatura, Andrés, explicándonos este poema. Es tan impresionante su belleza plástica, como inmensa, profunda y desgarradora la tristeza que transmite.
A veces, cuando estoy sola, canto en voz baja la versión que de él hizo Serrat (se entrecorta la voz en algunos pasajes). De repente, llega alguna de mis hijas:
- Hola, "mamapocha", ¿qué estás cantando?
- Un tesoro de Miguel Hernández.
- ¡Estás rara!
(Claro, yo tampoco cantaba a Miguel Hernández con quince años, si no a Gloria Gaynor y Radio Futura. Pero hay huellas indelebles y personas que te marcan tanto que nunca se olvidan).
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