viernes, 5 de abril de 2013

Miguel Delibes: La mortaja


El mes pasado se cumplieron tres años de la desaparición de uno de los escritores más solventes del panorama narrativo español desde la posguerra, Miguel Delibes. A modo de homenaje, traigo aquí una de esas historias que lo caracterizan mejor como un novelista cercano, que se aproxima a sus personajes desde la ternura, que los retrata con la sensibilidad de un hombre que ha hablado mucho con la gente del pueblo y sabe qué sienten y cómo respiran.
Delibes presenta en este relato a El Senderines, un niño que no sabía realmente ni cuál era su nombre de pila porque su padre siempre lo llamaba por el apodo. El Senderines es un niño inocente, sin formación y lleno de los miedos contagiados por su padre, miedo a los lucios que veía en el agua, miedo a los golpes que se escuchaban procedentes de la Central Eléctrica (quizá una reminiscencia del episodio de los batanes del Quijote), miedo a la muerte y a los muertos, pero que tuvo que enfrentarse a la de su propio padre a una edad tan temprana. Es un niño solitario y triste, que tiene que pedir ayuda para amortajarlo, ayuda que solo encuentra, y mediante chantaje, en el Pernales, un hombre pobre que se ganaba la vida rompiendo piedras a la orilla del río. 
En fin, un relato con el que vemos la vida a través de los ojos sin maldad del niño y sentimos casi como él mismo parece sentir.
Os invito a escucharlo.

4 comentarios:

Lourdes Domenech dijo...

Te agradezco mucho que nos descubras esta pequeña joya.

(Qué voz, la tuya)

Manuel López dijo...

Muchas gracias, Lu, por tantas cosas...
Un abrazo

jaramos.g dijo...

Es un relato genial, como muchos de los de Delibes y bastantes de sus novelas. Tiene el acierto de combinar el sentimiento con la denuncia social y el drama personal. El niño no solo se enfrenta a la soledad por la desaparición del padre, sino también al desinterés y egoísmo los demás. Gracias por traer la historia a colación.

Manuel López dijo...

Gracias, Jaramos, por darte una vuelta por este rincón de la palabra.
Un saludo.