En “El despertar” Alejandra Pizarnik reúne lo que piensa de su existencia, una imitación de lo que debería ser la vida. A través de una plegaria invoca lo desconocido para obtener un poco de misericordia.
Como un mantra repite el hecho de que la jaula se ha hecho pájaro, ¿qué significado esconde esta letanía que aparece como una constante aterradora? La jaula tiene una función doble: atrapa, pero al mismo tiempo protege. Es un elemento de la libertad, se hace pájaro, pero ya afuera la libertad es aterradora.
¿Qué haré con el miedo?, se pregunta constantemente; la poeta no sabe qué hacer con los monstruos que se asoman desde el aire, desde la luz, desde todo. La jaula era un mecanismo de protección que, perdido, la conduce a la angustia y al dolor.
León Ostrov, psicoanalista y escritor amigo de ella, fue testigo de ese miedo, cuando ella le escribe, desde París: “La verdad es que acá me muero de miedo. No sé si ello responderá a mi inmensa capacidad de temer o si la realidad contiene verdaderas causas que lo desaten”.
Adriana Dorantes
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