El poema Fe de vida rebosa alegría y dolor. Decía José Hierro que ambos estaban unidos en una afirmación de vida y plenitud pues mediante el dolor tenemos más conciencia de que vivimos y siempre debemos buscar lo consciente para entregarnos a la vida.
En Fe de vida late con fuerza la certeza de la muerte como destino. Es la conciencia de la inevitable temporalidad inherente al ser humano. Por eso nunca debemos olvidar que el invierno está aquí, constituye esa última puerta a la que todos nos dirigimos. En el camino percibimos con claridad que todo está roto, a punto de no ser, ¿quizás no exista la posibilidad de un mañana? No obstante debemos luchar por renacer en cada instante llevando en nosotros la Alegría al modo de último reducto de nuestra particular caja de Pandora. Esta Alegría que contiene el poema y representa el triunfo de la vida, el del sentirnos vivos y ser conscientes de ello.
Amelia G. Suárez (navegandoconmercurio)
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