Todo el poema es una canción de cuna, pero no está dirigida a un niño que vaya a dormirse, sino a un adulto.
La madurez mata los sueños, los destruye debido al sufrimiento de la existencia.
"No es verdad que tú seas hombre, sino un niño que no sueña"; y es que en la etapa adulta se pierden las ilusiones y la capacidad para sorprenderse de todo y por todo, especialmente si se han tenido malas experiencias; pongamos por caso la guerra.
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