viernes, 23 de marzo de 2012

José Ángel Buesa: Poema de la culpa

El miércoles se celebró el Día Mundial de la Poesía. En estos días de evaluaciones y de corrección de exámenes y trabajos no he tenido tiempo de preparar una entrada, como era mi intención, para conmemorarlo. Dos días más tarde traigo este poema de amor de José Ángel Buesa, poeta cubano, en el que, en forma de oración, pide perdón por querer a una mujer, pero no puede dejar de hacerlo porque es grande su belleza y a él le han dado los ojos para mirarla.
Delicadeza, sensibilidad, lenguaje sencillo y tono coloquial.



Poema de la culpa

Yo la amé, y era de otro, que también la quería.
Perdónala Señor, porque la culpa es mía.
Después de haber besado sus cabellos de trigo,
nada importa la culpa, pues no importa el castigo.

Fue un pecado quererla, Señor, y sin embargo
mis labios están dulces por ese amor amargo.
Ella fue como un agua callada que corría ...
Si es culpa tener sed, toda la culpa es mía.

Perdónala Señor, tú que le diste a ella
su frescura de lluvia y su esplendor de estrella.
Su alma era transparente como un vaso vacío:
Yo lo llené de amor. Todo el pecado es mío.

Pero, ¿cómo no amarla, si tú hiciste que fuera
turbadora y fragante como la primavera?
¿Cómo no haberla amado, si era como el rocío
sobre la yerba seca y ávida del estío?

Traté de rechazarla, Señor, inútilmente,
como un surco que intenta rechazar la simiente.
Era de otro. Era de otro que no la merecía,
y por eso, en sus brazos, seguía siendo mía.

Era de otro, Señor, pero hay cosas sin dueño:
Las rosas y los ríos, y el amor y el ensueño.
Y ella me dio su amor como se da una rosa
como quien lo da todo, dando tan poca cosa...

Una embriaguez extraña nos venció poco a poco:
Ella no fue culpable, Señor ... ¡ni yo tampoco!

La culpa es toda tuya, porque la hiciste bella
y me diste los ojos para mirarla a ella.
Sí, nuestra culpa es tuya; si es una culpa amar,
y si es culpable un río cuando corre hacia el mar.

Es tan bella, Señor, y es tan suave, y tan clara,
que sería pecado mayor si no la amara.

Y por eso, perdóname Señor, porque es tan bella,
que Tú, que hiciste el agua, y la flor, y la estrella,
Tú, que oyes el lamento de este dolor sin nombre,
Tú también la amarías, ¡si pudieras ser hombre!


2 comentarios:

Pascual Herrera dijo...

No se yo, no se yo. Me da que ella juega un poco a dos bandas

AURELIA CHAVES dijo...

Me ha encantado la posia pero sobre todo la forma de recitarla es increible, me quito el sombrero ante el profesor de mi hija, chapó por usted que hace que se vuelva a suspirar ante unas frases tan emotivas.