jueves, 9 de diciembre de 2010

José A. Goytisolo: Palabras para Julia

En el año 1938, en un bombardeo de la aviación italiana contra Barcelona, murió Julia Gay y dejó tres niños huérfanos, José Agustín, Juan y Luis. Esta tragedia ocurrió en el Paseo de Gracia de la ciudad. Los tres hijos terminaron siendo escritores. José Agustín será esencialmente poeta. Todos vivirán con el estigma de la madre "arrebatada por el odio / disuelta en el dolor absoluto de las cosas."

Con el andar del tiempo, José A. se casa y, poco antes de convertirse en padre, el abuelo predijo que sería niña y que se llamaría Julia. De esta manera, el nombre de su madre y de su hija queda instalado en el verso inmortal; ha generado un poema hondo, lleno de esperanza. El padre poeta adopta el papel de visionario, de persona que es capaz de ver con antelación lo que le va a suceder a su hija, como en una película ya vista por él. Y todo se dice con la serenidad que da la experiencia, en la charla amigable de un padre que, en un claro de la tarde, da lecciones de vida a su retoño. La escena no puede ser más tierna, a pesar del poso de soledad y de cierto desengaño que se adivina en sus palabras (el escritor se suicidó en 1999). Uno no puede dejar de dibujar una leve sonrisa cómplice y permitir que se le erice la piel, a pesar de todas las veces que haya leído estas Palabras para Julia.



Tú no puedes volver atrás

porque la vida ya te empuja

como un aullido interminable.

Hija mía, es mejor vivir

con la alegría de los hombres

que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada,

te sentirás perdida o sola,

tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán

que la vida no tiene objeto

que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate

de lo que un día yo escribí

pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás

cómo a pesar de los pesares

tendrás amigos, tendrás amor.

Un hombre solo, una mujer

así tomados, de uno en uno

son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti

cuando te escribo estas palabras

pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás

tu futuro es tu propia vida

tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas

que les ayude tu alegría

tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate

de lo que un día yo escribí

pensando en ti

como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes

junto al camino, nunca digas

no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás

cómo a pesar de los pesares

tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección

y este mundo tal como es

será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte

nada más pero tú comprende

que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate

de lo que un día yo escribí

pensando en ti como ahora pienso.

2 comentarios:

Pascual Herrera dijo...

Magistral. Un saludo profe.

Anónimo dijo...

Gracias por todo, siempre.