Promotora y gestora cultural, profesora de filosofía y de literatura en universidades mexicanas y estadounidenses, diplomática… Algunos aspectos de su vida y de su pensamiento recuerdan los de otra de las grandes de su tiempo, la chilena Gabriela Mistral.
Castellanos murió de forma trágica, con solo 49 años, en Tel Aviv, donde llevaba tres años destinada como embajadora de su país. Fue, según la versión oficial, un accidente doméstico: electrocutada por una lámpara, cuando salía de bañarse para atender una llamada telefónica. Una versión oficiosa especuló con que podía haber sido víctima de un asesinato, instigado por los sectores sociales a los que incomodaban sus escritos feministas y en defensa de los pueblos indígenas.
La poeta escribe el amor de una manera triste y melancólica. Lo cotidiano de Rosario Castellanos se vuelve un reflejo de los profundos sentimientos de la escritora.
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