
De origen muy humilde, Saramago ha llegado a altas cotas de hondura en su pensamiento. La literatura le ha servido para hacer una continua reflexión sobre la vida y su final. Yo creo que, en puridad, él no escribía novelas en el sentido estricto del término, más bien era una excusa para la exposición del pensamiento que fluye en las palabras de los personajes. La última entrada que se registra en su blog dice lo siguiente:
Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte.
Puede decirse que la utopía es lo que lo define con mayor claridad. Su militancia comunista es la manifestación de sus ideales, que expuso con coherencia a lo largo de toda una vida.
Otro de los temas recurrentes de su producción literaria es la idea de Dios y de la religión. Él se declaraba ateo, y siempre dijo que la muerte es lo que ha creado a Dios en la mente de las personas.
Una de las obras que más me han sorprendido del portugués ha sido La caverna, para mí una bella metáfora de la vida. En ella hace una crítica de la sociedad consumista. El protagonista, alfarero, se da cuenta de que su trabajo ha dejado de ser necesario para la gente. Frente a él y su familia están los grandes centros comerciales que quieren acabar con su negocio. Detrás de ello está la filosofía griega de Platón y su mito de la caverna (vivimos observando sombras que se mueven y creemos que eso es la realidad, esa realidad que hoy llamamos virtual)
El Mundo dedica un especial al escritor portugués, que reivindicó la unidad ibérica de España y Portugal. También lo hacen El País y Público.
Fundación José Saramago.
Escucha al Nobel hablando de la novela:
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