miércoles, 23 de junio de 2010

¡Que descanséis!

Un año más… todo se acaba. Terminar algo produce satisfacción cuando se ha cumplido con el deber. Nosotros los profesores hemos puesto todo nuestro esfuerzo y nuestro mejor hacer para que os llevéis una buena caja de herramientas útiles… Y nos enfadamos, y nos ponemos desagradables en algunos momentos, pero es que, aunque a veces no lo creáis, nos preocupamos por vosotros. Estamos ahí los profes y los padres como la guía que es capaz de enderezar el árbol antes de que su tronco sea tan grueso que ya sea tarde. Esa es nuestra misión; y será también la vuestra cuando, más pronto que tarde, tengáis que adoptar el papel de consejeros de vuestros propios hijos.


Qué padre no regaña a sus vástagos cuando ve que hacen algo que les pueda perjudicar. La formación es algo fundamental para hacer personas y contribuir a un mundo mejor. Es la gran inversión que podéis, que podemos, hacer.

Decía Jean J. Barthélemy: “A las plantas las endereza el cultivo; a los hombres, la educación”. Por eso, somos como un martillo pilón, y no paramos para sacar todo lo mejor que lleváis dentro.

Así que ahora que el trabajo está cumplido solo queda deciros que descanséis, que seáis felices… y que aprovechéis el tiempo haciendo cosas útiles, como leer y pensar cómo ser mejores…y mientras tanto daos un buen baño que alivie los calores del verano de Sevilla, sin olvidar ponerse el escudo protector de una buena crema…que he oído decir que un ejército de rayos de sol pretende meterse, al menor descuido, debajo de la epidermis para que cambiemos la piel a tiras.

¡FELIZ VERANO!

Escuchad este pequeño relato, que insiste en lo decimos:



Un jardín de rosas

El poeta Coleridge recibió un día la visita de un admirador.

Cuentan que en el transcurso de la conversación, surgió el tema de la niñez y la educación:

- "Creo", afirmó con rotundidad el visitante, "que debe dejarse a los niños total libertad para que piensen y actúen desde que son muy pequeños y que puedan tomar sus propias decisiones sin que nosotros intervengamos. Sólo así podrán desarrollar al máximo toda su potencialidad."

- "Ven a ver mi jardín de rosas", le dijo Coleridge, acompañando a su admirador hasta el jardín.

Al verlo, el visitante exclamó:

- "¡Pero esto no es un jardín... esto es un patio lleno de maleza!"

- "Solía estar lleno de rosas", dijo el poeta, "pero este año decidí dejar a las plantas de mi jardín en total libertad de crecer a sus anchas sin atenderlas. Y este es el resultado."

Tomado del libro Ámame para que me pueda ir

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