miércoles, 27 de octubre de 2010

Biblioburro...y nos quejamos nosotros

Cuando en el mundo desarrollado observo esta indiferencia manifiesta hacia el conocimiento y ese no querer aprender, siento, como mínimo, un poco de lástima. Lo único que de verdad nos hace mejores es la cultura, porque nos proporciona la independencia y la libertad.
En tierras de Sudamérica se lleva a cabo desde hace un tiempo un proyecto que es realmente asombroso y gratificante, y en gran parte ejemplar. Se trata de acercar la cultura allí donde esta por circunstancias no llega o no puede llegar. Esto ocurre en Colombia.



La idea del Biblioburro tuvo sus comienzos en el Departamento del Magdalena, cuando el profesor Luis Humberto Soriano, observando como los niños de las veredas cercanas llegaban a la escuela sin hacer las tareas por falta de libros, decidió con la ayuda de un burro llevar durante los fines de semana los libros a las veredas. Las implicaciones fueron mucho mayores que las que esperaba el profesor Soriano.
La idea ha tenido mucho éxito y fue llevada también a la Sierra Nevada de Santa Marta. En el valle de Nabusímake, donde se ha creado la biblioteca Atikinchukwua, en la que se han reunido cerca de 400 libros, que con la ayuda del mulo Bunzuganu, se van rotando en ocho escuelas, de treinta y dos que tiene el departamento, con el trabajo voluntario de los padres de familia. Biblioburro en la Sierra comenzó a finales del 2006, y las escuelas que actualmente se benefician del proyecto son las de Piñumuke, Kurakatá, Atiurumuke, Makogeka, Zigkuta, Jeurwua, Gamuke y Busingekun. El objetivo es el de dotar a la biblioteca central de muchos libros apropiados para los niños, y sobre temas agrarios útiles para la comunidad. Y más adelante, cuando se vea la necesidad de otro u otros burros, se podrá llegar a alimentar algún día a las treinta y dos escuelas del departamento.

1 comentario:

Virginia dijo...

Es una entrada preciosa, Manolo. Me ha emocionado ver a los críos ir corriendo en busca del Biblioburro para buscar libros y cuentos. En cuanto al profesor promotor de la idea, qué decir, que es admirable y que su ejemplo ha cundido en otros pueblos. Allí no se rinden ante la adversidad y aquí, como tú comentas, no se le da el más mínimo valor a nada. ¡Cuánto tenemos que aprender de ellos!

Un saludo